viernes, 28 de enero de 2011

Vivir el momento

ilustración de Tascha



Escuchar un tango gastado en compañía de un gato que ronronea y nos describe la máxima definición de placer mientras uno le rasca la panza es sentir eso, estar en un momento un tanto diferente al que uno enfrenta cuando debe ir al dentista y debe escuchar música funcional desde un gastado altavoz mientras se ojean revistas que no mitigan el creciente pavor ante los ruidos de taladros que atraviesan no solo paredes sino memorias. Uno debe internarse en sus recónditos lugares mejores, como la sensación imaginada de sumergirse en una bañera llena de almendras que hacen crr crcrr crcrcr mientras uno se acomoda. Eso y la visual de un helado de chocolate derritiéndose en verano, o de una frutilla llena de crema que se acerca a la boca son las imágenes que me sustraen de los lugares pavorosos y comunes que son necesarios en esta sociedad humana que nos ayuda a vivir cada vez mejor. 

Mis perros ladran en la calle y mis vecinos se enojan pero ellos no comprenden lo que significa para un perro ladrar y ser ladrado. Creo que mas o menos siente lo mismo un poroto mientras germina para la tarea de Laurita en tercer grado, que aprende ciencias naturales como un pajarito aprende a que las personas en la plaza comen cosas con migas que luego arrojan descuidadamente como cuando una hoja se desprende de un árbol en otoño, pensando que quizás su destino es acabarse en la nada del inmenso suelo, pero que nunca se imagina que puede ser utilizada para un collage o para ejemplificar la formación de nervaduras frente a una aburrida clase que observa como huevos que observan a la gallina mientras esta les desea suerte desde su nido, incapaz de conocer al que será omellette o gallo de competencia en algún lugar de Córdoba, como el gallo de don Manolo, que llego de pollito en un paquete de regalo, pensando que el moño rojo que llevaba al cuello era un enorme gusano listo para convertirse en su presa, como lo haría una serpiente gigantesca lista para atacar a algún descuidado grupo de exploradores en alguna película de ciencia ficción, como las que pasan los domingos por la tarde en la televisión. 

Es permanecer en un almohadón mientras se mira por la ventana como pasa esa porción de la tarde que se tiñe de amarillo, luego naranja, luego violeta, como las berenjenas que son muy ricas como milanesas y que solo las puede preparar así mi tía, porque ella sabe algo que nadie mas conoce cuando hace milanesas de berenjena, es el secreto mas grande del universo, porque ése es el universo, como cuando el universo es preparar arroz o conseguir ese tono de celeste azul verde negro que es muy difícil de hacer pero que luego es irrepetible y debe obedecer a ese momento porque luego se pierde. Así son las cosas efímeras que nos rodean que luego no se repiten y que se quedan para siempre con nosotros en la memoria. Por eso es lindo vivir mucho al mismo tiempo. 

Si, vivir mucho al mismo tiempo. Así es estar en todas partes y en un solo lado a la vez, escuchando un tango y mirando a un gato.


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